Hoy, al cabo de cuatro meses, entro en el recinto de este buen amigo (mi blog), al que no visitaba desde el 8 de julio. Mi ausencia prolongada ha sido causada por varios asuntos: vacaciones sin conexión a internet  y lo que es peor, asunto grave de salud en mi marido desde principios de septiembre. Desde entonces, reclusión en dos hospitales, uno tras otro, para hacer realidad aquel verso religioso que dice: "mi cansancio que a otros descanse; amor que quiera seguir amando." Pues bien, en ello estoy aun.

Es digno de reflexión el comprobar cómo aparcamos asuntos que cotidianamente consideramos "imprescindibles" cuando lo primordial (la supervivencia) nos golpea. Tooodo pasa a segunda fila, y a tercera y cuarta, ante lo verdaderamente importante; cuidar a quien amamos durante cincuenta años.