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27 feb 2013

Esperanza

Esta semana pasada acudí al funeral, corpore insepulto, de un familiar muy próximo de la mujer de mi hijo. Hombre mayor de una deteriorada salud; pero que no mella en la tristeza de su esposa e  hijos. Al día siguiente comparto con una madre, conocida de largos años, la trágica noticia de un cáncer cerebral fulminante de su hija, madre joven con varios hijos, que me hace sentirme muy solidaria con el dolor de esa madre que va a sobrevivirle a la hija. "Es antinatural", me dice angustiada y rota. Yo le doy toda la razón y me viene a la memoria la frase del filósofo estoico Séneca: "El dolor más grande es cuando un padre entierra a su hijo."

Todos estos hechos recientes me mueven a una reflexión "sobre la brevedad de la vida" (Séneca) y lo poco que reparamos en ello sumergidos en el vivir para disfrutar y atesorar. Se que hay quienes no quieren pensar en ello porque no creen en nada transcendente; pero esto no evita que sepamos que tenemos una segura certeza; que todos vamos a morir.

Por eso yo abogo por la esperanza en un más allá espiritual por tres razones: 1ª porque si pienso en la transcendencia (crea o no crea), es porque existe. 2ª Si al final no es verdad, nada habré perdido porque no me enteraré. 3ª Si es verdad, qué tristeza para el que no creyó...

Este poema escrito y musicado por Cesáreo Garabaín es una profunda muestra de ello:

La muerte no es el final

Tú nos dijiste que la muerte
no es el final del camino
que aunque morimos no somos
carne de un ciego destino.

Tú nos diste esa esperanza
en medio de este vivir
siendo felices contigo
sin padecer ni morir.

 Por un hermano perdido
una gran pena alcanza,
cuando el adiós dolorido
busca en la fe su esperanza,

en tu palabra confiamos
con la certeza que Tú
ya le has devuelto a la Vida,
ya le has llevado a la Luz.
              * * *

Cuando Tú reesucitaste

todos vencimos contigo,

nos regalaste la Vida

como en Betania al amigo.

Y caminando a tu lado

no va a faltarnos tu Amor

porque muriendo vivimos

vida más pura y mejor.

* * *

 

5 feb 2013

Humor amargo: (recibido en mi correo)
"Los hospitales están recibiendo en urgencias a numerosos ministros, diputados y alcaldes, con problemas serios de columna. Después de una corta e intensa investigación, el médico descubrió que el problema venia de los colchones… (Abultados porque guardan montones de billetes)."

Reflexión:
Tiene mucha razón señor doctor. En esta sociedad actual la ambición por el dinero afecta a la columna vertebral del ser humano, o sea, su ética, su moral. Y en el caso de los políticos, nos afecta a toda la sociedad porque, querámoslo o no, son el espejo en donde se miran y copian gran parte de los ciudadanos... Sobre todo, aquellos que tienen débil esa columna.

4 feb 2013

He publicado esta semana en FB la siguiente reflexión:

Ante tantos debates en redes, prensa, radio y TV... Una cuestión para la reflexión en este finde:
¿Somos todos corruptos en la medida de nuestras
posibilidades? (No estáis obligados a confesaros si lo sois; pero si a compartir opiniones).


Después de varias y distintas opiniones durante el fin de semana he respondido lo siguiente:

Bueno amigas y amigos ya ha terminado el finde y veo que han habido diferentes opiniones. Cada cual a expuesto según su punto de vista: personal, político y social. Mi reflexión pretendía ser un análisis ético. En mi opinión, alguna de estas han dado en la diana. Hay que recordar que somos un país de tradición picaresca (incluso tenemos un estilo literario con ese nombre). ¿Solución para limpiar esa herencia? NO LO SE. ¿Regenerar la sociedad desde la infancia para que el futuro sea más ético? SÍ; pero ¿quiénes serán los regeneradores que la regeneren? LAS LEYES. "Ah, qué buen vasallo si hubiese buen señor, amigo Sancho".