Estos escritos son una recopilación de 80 a 100 columnas periodísticas sobre perfiles urbanos, publicadas en los desaparecidos diarios Hoja del Lunes y Hoja de Valencia, durante el periodo entre octubre de 1991 a abril de 1992. Creo que su mayor valor es el testimonio cotidiano que observaba en Valencia hace más de veinte años. Espero que os guste.
Sony Grau Carbonell
LAS
PAREJITAS
Ya puede hacer frío, ya; ellos,
impertérritos y ausentes a
todo
lo que no sean sus apasionadas efusiones, forman un solo cuerpo en un alarde de
infantil exhibicionismo. El, desgarbado pollito que se pasa las horas
interminables ante el espejo del cuarto de baño, escudriñando la esporádica
salida de algún pelo entre las innumerables espinillas de su barbilampiño
mentón, y presume ante los compañeros de primero de BUP de ligar más que el
"guaperas" de la Harley..., pero, quiá!, a él no le hace falta
ninguna moto ni nada; por el morro consigue más que nadie.
Ella, una adolescente que se pinta profusamente en
el ascensor o en casa de las amigas, donde también se pone la mini, que más
bien parece una faja, porque en su casa no quieren entender, ¡que fastidio!,
que es ya toda una mujer con personalidad. Al salir del colegio de monjas, de
donde lo único que le chincha es llevar uniforme, se encuentra con su enamorado
y marchan al banco del jardín, mediodía y tarde, para dedicarse a sus arrumacos
y besuqueos interminables. Los paseantes de más edad les observan con miradas
censurables y murmuran comentarios críticos a esta sociedad permisiva que no
los toma de la oreja y les lava la boca con agua y jabón, como hicieran ellos
con sus hijos cuando soltaban alguna procacidad... ¡Qué vergüenza! ¡Vaya
juventud! Y ellos, enroscados en un malabarismo de kamasutra, se hacen los
ausentes, como inhibiéndose, aunque en realidad se les escapa (sobre todo, a la
niña) cierta risita nerviosa de compincheo culpable y satisfecho. Se ha
conseguido la meta sin la cual mermaría el interés: escandalizar a los mayores.
En mi tiempo juvenil se asistía a guateques
caseros, de tenue luz y música lenta, disfrazadas de B.B. o de Juliette
Greco... (aquellos minipañuelitos de gasa atados a la barbilla !en pleno julio
mediterráneo!, o los largos cabellos lacios ocultando casi el rostro de aspecto
maquilladamente demacrado que hacía pensar a nuestros padres en si realmente no
nos asábamos de calor y si acaso estábamos enfermas). Todo es cuestión de modas
y hormonas; el tiempo va curando esos arrebatos, y al cabo de unos meses,
aburridos de hacer el numerito, estas parejitas se dedican a otras actividades
del siguiente escalón en la empinada cuesta hacia la madurez.
Tendrán que terminar BUP, COU y Selectivo,
buscar el cauce de su futuro y madurar a golpe de responsabilidades. No pasa
nada con estas exhibiciones -la mayoría de las veces, claro-, pero siempre
sería mejor que agotaran sus energías haciendo deporte.
Seguro que se sentirían más realizados.
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