Sony Grau

La alberca
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Día 28

Vivimos una época social de relativismo; todo es cuestionable. Además, se potencia desde todos los medios de comunicación mal dirigidos.

Solamente los seres humanos con sólidos principios y creencias pueden evadirse de esa influencia.

Imaginemos un campo de hortalizas perfectamente atendido: rectos caballones, abono adecuado, riego periódico, fumigación, purgación de malas yerbas…

¿Creéis que el dueño de ese campo le puede hacer cambiar alguien el sistema de cultivo? 

Por ello, amigo y amiga, no te dejes engañar por el relativismo cuando intenten cuestionar tu “campo”.

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Día 29

A veces, casi siempre, nos parece que lo negativo es más poderoso que lo positivo, que el bien, pues su acción es más agresiva, inmediata y contundente.

Normal. Es su estilo, son sus armas. Y lo peor, en su finalidad está su desdicha.
La naturaleza pasional es así, irracional y, a veces, racionalmente maligna.
¿Qué es más rápido destruir o crear?
¿Matar a una criatura o criarla?
¿Quemar un árbol o plantarlo?
¿Hundir un puente o levantarlo?

Po eso, en su vileza lleva el castigo pues de sus actos no quedará nada que alabe su memoia.

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Día 30

La humanidad vive crispada.

Tú, como ser sensible y reflexivo, tienes tristeza y congoja por tantos desencuentros, por tantas injusticias, por tantas cobardías...

Estos sentimientos los provoca la constatación de opuestos.

Es como dos espejos encarados.

Si el azogue de ambos es limpio y bien trabajado, se multiplicará la imagen de ambos. Mas, si unos de los dos no está bien pulido distorsionará la imagen recibida.

Incluso hay espejos que no pueden reflejarse por tener el azogue cambiado hacia adentro de sí...

¿Qué hacer entonces?

Sencillamente, sigue irradiando tu imagen desde un azogue pulido y limpio día tras día.

Acepta el error y la distorsión como fruto de espejos mal trabajados; puede que con el tiempo pulan y rectifiques su tara.

Goza como una bendición cuando el tuyo se refleje con otros que saben recibir tu imagen nítida.

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Día 31

“Yo soy yo, y mis circunstancias”  (Ortega y Gasset)

Es cierto que nosotros somos lo que somos cuando nacemos...pero las circunstancias del entorno van conformando una serie de limitaciones o potencias que frenan o aceleran esas virtudes genéticas que, junto a las adquiridas, serán lo que se conoce como personalidad.

Pero en el fondo de todo ello, el yo primigéneo sigue observando todas estas circunstancias y llamando a veces a gritos para hacerse oír: “no es eso, no es eso”.

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EJERCICIO

Cada noche antes de dormirte relaja tus miembros, uno a uno, con una orden sencilla y firme: “relájate”.

Después, con toda la buena voluntad de que seas capaz, envía un mensaje de amor y paz a tus allegados ( a los que te quieren y a los que no te quieren) y amplíalo a toda la humanidad doliente.

Entonces, desde lo más profundo de tu corazón, di una oración sencilla...y duerme en paz.

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JUNIO

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Día 1

Perdonar siempre a quien nos denigra, nos insulta, nos traiciona.

Perdonar en espíritu.
Pero no con la inteligencia.

Para ello se debe uno apartar de quien actúa así, lamentando su ignorancia espiritual y humana. Esperando que en otro momento de nuestra evolución, esa persona  pueda comprender el mensaje de tantos maestros de sabiduría espiritual.
Entonces sí, cuando su alma despierte del letargo y asome a sus ojos esa chispa de inquietud trascendente, podremos alargar nuestra mano y dialogar en un lenguaje común.
¿Y qué podemos hacer mientras tanto llegue ese momento?

Sencillamente, amarles.

Día 2

“Las canas son argumento de edad, no de sabiduría”. (Platón)

Eres mayor y te lamentas de que, a tus años, aun sigues empeñado en mejorar y limar tus errores.

Te lamentas de que con tantas experiencias no hayas aprendido la lección.
No te lamentes. Hay quien vive muchos años y ni siquiera lo ha intentado cuando le llega la hora de partir.
En tu búsqueda y tu empeño está tu recompensa.
Tu conciencia despierta te da la clave de ello.

¿Sabías que Leónidas tenía sesenta años cuando luchó en las Termópilas?

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Día 3

¿Te cuento un secreto?

Cuando comiences a leer un libro filosófico o espiritual, abre las páginas pensando que vas a iniciar una conversación con el autor.

Piensa que eres muy afortunado de poder contar con un amigo tan fiel y sincero como él. Si le dejas no se enfada y cuando vuelves a su lado, sigue siendo el mismo.
Empieza por saludarle (a el le gusta, lo espera desde que escribió la obra) y comenta tus dudas con anotaciones al margen.
Así la influencia benéfica será mayor.
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