La alberca
Julio
Día 11
Pregunta el
Maestro: ¿Cuántos “yoes” tenemos?
Responde el
discípulo: Uno...y las circunstancias.(Como dijo Ortega y Gasset).
Maestro: Pero,
¿no crees que las circunstancias no las creamos nosotros?
Discípulo: Sí.
Pero hay cosas, como dijo Epícteto, que no dependen de mi.
Maestro: Y hay
otras, como también dijo Epícteto, que dependen de ti. Y de ti depende que no
hayan circunstancias que no dependan de ti, y si las hubiese, apartar su
influencia.
Discípulo:
Entonces tendríamos que vivir sin apegos, sin afectos, sin amores...
Maestro: Vivir
sin apegos es inteligente, sin afectos una liberación y sin amores un camino
para el gran Amor.
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Día 12
Carpe diem amigo y amiga.
En tu
levantarte diario venciendo la pereza.
En tu trabajar
con responsabilidad.
En tu
convivir.
Porque en el
día a día está la grandeza del vivir.
Porque en el
ahora se alberga el tesoro del ayer, se proyecta el entusiasmo del mañana y
concede certeza del hoy.
Es la humilde
aceptación de lo sencillo y cotidiano, en cuanto a las formas.
Pero con el
orgullo de saberlo importante por nuestra intervención existencial.
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Día 13
¿Existe la
filosofía por la filosofía? No creo...
La enseñanza
de la filosofía sin ideología (la que sea) desnuda, vacía de todo sentido y
finalidad su cometido, su magisterio.
¿Sirve de algo
aprender música si no se interpreta posteriormente y se deleita al auditorio con
la magia de sus armonías?
Puede la
Poesía estar vacía de su mensaje lleno de emocionadas vivencias y
sentimientos?
Del mismo modo la Filosofía esta
huera sin su finalidad: enseñar al ser humano a conocerse.
Enseñarle a
vivir.
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Día 14
Durante la
juventud buscamos la sabiduría para conocer...
En la madurez
buscamos la sabiduría para comprender...
En la vejez
buscamos la sabiduría para curar heridas ...
Pero en todas
las etapas estuvo presente la necesidad de saber vivir y saber morir.
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Día 15
En el
reconocimiento de la ignorancia está el principio de la sabiduría.
En el
reconocimiento de nuestra culpa está el principio de la convivencia.
En el
reconocimiento de nuestro egoísmo está el principio de la fraternidad.
En el
reconocimiento del silencio está el principio del sí mismo.
En el
reconocimiento de nuestra orfandad espiritual está el principio de Dios.
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Día 16
Nuestra vida
puede compararse a un barco en continua navegación.
Cada día tiene
su afán.
Cada
circunstancia busca su solución.
Las cartas de navegación de ayer
no te sirven para hoy.
En cada etapa de nuestra vida han
ido cambiando y se verán reflejadas en el cuaderno de bitácora de nuestra alma.
En él quedarán escritas nuestras
experiencias.
Y si tenemos
memoria y discernimiento, podremos extraer de ello lecciones magistrales para
nuevas rutas.
Pero,
recuerda, nunca serán formalmente idénticas, mas sí esencialmente
provechosas.
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Día 17
Sé planeta de
tu propia órbita y admira placidamente, sereno y en paz, la grandeza mistérica
de Dios en tu interior.
Ahí, en ese
lugar íntimo debes refugiarte a meditar y no dejar que nada ni nadie invada tu
órbita con intención de perturbar tu armonía.
Mantén
alejadas de tu atmósfera los aerolitos de los malos pensamientos.
Utiliza tu
escudo magnético de voluntad espiritual ante las agresivas influencias de....
tus vicios y pasiones.
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Día 18
“Mi
espíritu no quiere caminar ya sobre sandalias usadas.”
(Zaratustra de Nietzsche)
Es asombroso
lo que nos cuesta cambiar.
Cambiar
nuestros pequeños hábitos físicos, esos que nos perjudican: no dormir, no
caminar, no sentarse, de forma adecuada...
Cambiar
nuestros pequeños hábitos energéticos, esos que envenenan nuestra sangre y
órganos vitales: comer, beber, medicarse, de forma adecuada...
Cambiar
nuestros pequeños hábitos emocionales, esos que influyen en nuestra convivencia:
no criticar, no envidiar, no enfadarse...
Cambiar
nuestros pequeños hábitos mentales, esos que nos endurecen: cálculo, egoísmo,
ambición...
Todos estos
cambios, pequeños, tenues, serían suficientes para que el espíritu de nuestra
alma pudiese batir sus alas y así dejar de caminar “sobre sandalias
usadas”.
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Día 19
El hábito no hace al monje, pero ayuda a formarlo.
Esta frase tan repetida en
nuestro léxico común, creo que ha sido confundida, como siempre ocurre,
trasladando su críptica enseñanza a una interpretación puramente cotidiana.
Creo que más
que al hábito talar, el axioma se refiere al hábito de costumbre.
Es verdad que
el hábito, uniforme, traje oficial, de gala, de fiesta, etc. Condiciona muchos
comportamientos. Pero no creo que en los monasterios se refirieran a hábito
talar sino a algo mucho más profundo y sabio: al hábito, repetición, costumbre y
otros actos repetitivos que abocan a la maestría, buenas costumbres y actos que
al cabo de un tiempo se convierten en una necesidad.
Así, con buen
hábito y voluntad de querer y creer, se llega a sacar brillo a nuestras
virtudes.
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Día 20
Asumimos la forma de lo que hay en nuestra mente. Este es el eterno
secreto. (M. Upanishah)
Por eso todas
las doctrinas enseñan el bien pensar, porque la mente es el lugar en donde se
cuece el alimento par nuestra psique. A ella llegan toda clase de productos que
van componiendo nuestra comida diaria. Si son sanos y adecuados, devendrán en
una buena alimentación positiva. Si no lo son, intoxicarán nuestra psique y
producirán disfunciones.
El
discernimiento debe de saber eliminar los detritus mentales y mantener a la
mente en perenne vigilancia profiláctica para que, eficaz y serena, sea el
instrumento adecuado para la actividad humana.
Los buenos
alimentos son: amistad leal, lecturas sabias, actos amables, palabras correctas
y una buena voluntad ante los conflictos.
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Día 21
Creo, amigo y
amiga que el ser humano tiene la posibilidad de caminar por tres senderos para
lograr la liberación espiritual. Senderos que convergen en un punto común;
Dios.
Esos tres
senderos son: La Ciencia , la Filosofía y la Religión ( y lo enumero así, al
revés de lo que el racionalismo lo ordena cualitativamente). En ellas se
encuentra la respuesta a las tres seculares cuestiones existenciales: “Quién”,
“Cómo”, “Dónde”.
Por la senda
de la Ciencia aprendemos a descubrir, un poco, nuestro origen y algún vislumbre
del Misterio.
Por la senda
de la Filosofía aprendemos a discernir cómo mejorar nuestra existencia, cómo
afrontar sus retos, cómo potenciar nuestra capacidad humana, o sea, como
personas.
Por la senda
de la Religión y la Mística , conocido nuestro origen y aprendida nuestra
función existencial, comprendemos nuestra trascendencia divina y
abrazados a ella, abrazamos a toda la humanidad sufriente para, juntos, regresar
al Padre.
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Día 22
Durante la Segunda Guerra Mundial
se decía en Japón que sus habitantes vivían “una vida de cebolla” porque iban
perdiendo sus pertenencias, poco a poco, “capa a capa” y llorando.
El pensamiento oriental es muy
gráfico para sus enseñanzas filosóficas.
Es verdad que la vida nos va
dando oportunidades para adquirir y poseer cosas y afectos y esto nos
produce alegría e insensata presunción.
El error está en creernos que
poseemos algo para siempre, cuando todo en la naturaleza y en el día a día, nos
está enseñando, como una lección repetida, que nada perdura, que todo fluye y
cambia.
Pero casi nadie es capaz de ir
liberándose de todo ello a medida que el tiempo pasa. Por ello, lloramos y
desesperamos cuando la misma vida nos va quitando, “capa a capa”,
lo que nos prestó y ha sido tan querido por nosotros.
Todos los maestros de
espiritualidad nos repiten, una y mil veces, que la solución a todas nuestras
angustias es: saber liberarse.
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Día 23
“Recuerda que para vida animal tú no has nacido, sino para adquirir
virtud y ciencia” Dante
Hay gente que
se conforma con triunfos de escenario, con aplausos y elogios de bambalinas,
aunque los consiga sin mérito propio, aunque el mérito sea del apuntador o de
quien escribió el guión, libreto o discurso; qué más da. Lo que importa son los
aplausos. ¿A quienes engañan? A pocos, si acaso a los incautos e ignorantes. Los
demás, o sea todos aquellos que se mueven en sus círculos, saben muy bien, o muy
aproximadamente, los atajos que son preceptivos para alcanzar ciertas metas.
Pero todos siguen el juego. Hay un acuerdo tácito de silencio en todos aquellos
que han alcanzado o pretenden alcanzar esos objetivos de triunfo.
El que ganó
dinero ilícitamente, se pavonea ante el prójimo en un alarde de burdo poder. El
que vendió su integridad a cambio del éxito ( peor, de la fama), busca la
compensación de su vileza en el aplauso fácil de los admiradores. El que fue
premiado con algún galardón literario, artístico, científico…
Y así, siguen
sin mirarse en el espejo de la reflexión sincera atendiendo tan sólo a la voz
negativa y maligna y obviando, descaradamente, la voz estoica de la autoestima y
el conocimiento interior.
¿Cómo no va a
estar mal el mundo?
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Día 25
Normalmente
nos atraen las cosas sensibles y materiales de la vida. Llegamos a abismarnos en
ellas de tal manera, sin remontarnos a sus causas, que confundimos esas
inclinaciones pasionales con la finalidad existencial.
Tan sólo
luchamos y nos endeudamos por lo que corresponde a nuestros cinco sentidos (como
si estos fueran los más duraderos).
Lo que agrada
al tacto. Lo que gusta al paladar. Lo que conquista a nuestros ojos. Lo que
alegra a nuestro oído. Lo que atrae a nuestro olfato… Y para lograr la posesión
de todos estos deleites, ponemos en marcha toda nuestra voluntad; la del poder.
Sí, así es. Porque, aunque nos queramos engañar para sentirnos mejores, todo lo
que nos empuja a la meta es la voluntad de poder que no es ni más ni menos que
poder tener. Y es que, estamos convencidos, a mayor poder mayor
posibilidad de habitar esos “paraísos sensibles”
¿Y el “sexto sentido” a dónde
queda relegado?
Ese sexto
sentido que es, nada más ni nada menos, el discernimiento que enlaza con nuestro
origen espiritual. O sea, con la voluntad de ser
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Día 25
Lección
magistral: Más importante que conocerse, es reconocerse.
Pero, claro,
para ello antes hay que conocerse. Quién soy. Qué pretendo de la vida. A qué
estoy dispuesto para lograrlo. Son cuestiones que debemos de saber responder con
valentía, con sinceridad.
Así, cuando
respondamos con claridad, sabremos qué es lo que de verdad nos motiva. ¿El
tener, o el ser?