Día 29
No mires
hacia el pasado feliz con nostalgia, y menos aún con amargura.
Recuerda
su hermoso esplendor y revívelo como una bendición de la que fuiste afortunado
receptor.
Atesóralo
como una dádiva celestial que ilumine tus días grises. Esos en los que
necesitas deleitarte con aquella música especial, aquella fotografía de un
viaje, de un día perfecto, de unos seres queridos ya ausentes...
Y con ese
dulce calor en tu corazón tembloroso, seguir avanzando y cumpliendo
honestamente con tu destino.
--------------
Día 30
“Quien esté libre de culpa, que tire la primera
piedra.” (Jesucristo)
¡Cuántas
lapidaciones vemos a diario a cargo de personas que tienen tanto que callar!
La
psicología lo denomina “proyección negativa”.
Se culpa
al otro de lo que nos corroe.
Frustraciones,
envidias, celos, cobardías...
Si cada
ser humano pusiese en tierra “su piedra”, llegaría a formar una pirámide de
fraternal humildad en donde su cenit, posiblemente, alcanzaría la luminosa
evolución tan ansiada por todas las almas.
-----------------
Día
31
Hay quien da con alegría y esa alegría
es su premio.” K Gibran
Muchas
veces nos quejamos de la ingratitud humana. Es como si regáramos un jardín, lo
cuidáramos, e invitando a los amigos a que lo disfruten también, tan sólo
consigamos que nos lo pisoteen. ¡Con cuanta amargura nos despachamos después
por la falta de delicadeza, de consideración, de cuidado que han tenido con
nuestro lindo jardín! ¿Qué esperábamos? La gente es así, descuidada con las
cosas de los otros.
Pero
tú, que eres una persona de convicciones profundas, debes de aprender a valorar
lo importante; tu trabajo y voluntad. Si lo han destruido sin mala intención, o
sea por negligencia, no es tu problema.También
el invierno lo destruirá y no por eso te enfadas con él. Si fue con mala
intención, tampoco es tu problema pues en verdad es ¡y mucho! un problema
de quien mal obra.
Tú
sigue cuidando tu jardín con amorosa atención e invitando, con amorosa
fraternidad, a que se acerquen a él.
EJERCICIO:
------------------------------
Una manera de reencontrarte con tus momentos felices es
la siguiente:
Imagínate un paisaje o escena agradable de tu
infancia. Haz que lo cubra un color amarillo dorado. Todo cobra vida y allí,
sonriéndote, están aquellas personas que tanto te quisieron. Sonríeles tú
también. Recuerda aquella canción de esa época.
Y piensa con todo tu corazón:
“Qué suerte he tenido en la vida por ser querido por
ellas…”
==============
NOVIEMBRE
==============
Día 1
Le
preguntaron a un buscador:
En tu
búsqueda de Dios;
¿Qué libro
te llevarías a una isla desierta?
Respuesta:
Uno. El de
siempre. El de mi infancia. El que conecta con mis raíces y con mi corazón.
Para
ayudar a meditar no es tan importante el libro como la actitud esencial que
sabe extraer una reflexión de cualquier parábola santa.
Pero para
hallar a Dios, no hace falta ningún libro divino ya que, Dios, lo tiene escrito
en Su Creación.
---------------
Día 2
Érase de
cierto cisne que se deslizaba por las aguas serenas de un lago. Se consideraba
un ave feliz. No carecía de nada de lo necesario para ello.
Agua, luz
y sol. Comida abundante. Compañía de sus iguales y un buen cobijo.
Pero
cierto día le ofrecieron ser el más poderoso de la bandada.
Todos le
obedecerían, le agasajarían, le respetarían.
El cisne,
vanidoso, cedió a la propuesta.
Desde
entonces, ya no tuvo un momento de felicidad.
No había
aceptado por amor, que es la coraza que todo lo puede.
---------------------
Día 3
Se cuenta
que el armiño consigue la inmaculada blancura de su pelo, gracias a los
continuos cuidados que se prodiga el diligente roedor.
Esto ha
sido utilizado por los sabios instructores de almas como símbolo para los
humanos:
Quien
prodiga continuos cuidados a sus facultades espirituales, hará emerger la pura
blancura de la virtud.
Por ello,
la gran reina Ana de Bretaña, mujer de profunda y erudita inteligencia, tomó
como divisa el aforismo latino: “Antes la muerte que la mancha” que
posteriormente fue emblema de una orden de caballería fundada por su esposo.
-------------
Día 4
“Yo no soy el cuerpo. Yo no soy la energía. Yo no
soy las emociones. Yo no soy la mente... ¿Adivinas quién está diciendo esto? (J.A.L.)
Esa es la
famosa “voz del Silencio” de la que tantos sabios y santos han hablado a través
de los siglos.
Y la
posees tú. Y la posee él. Y la poseo yo.
Para
escucharla solamente tienes que acallar a esos cuatro pedigüeños imperativos
–cuerpo, energía, pasiones, mente- y dejar que fluya, libre y armoniosa, la
melodía inaudible de tu espíritu.
Al
principio los cuatro pedigüeños se rebelarán y redoblarán sus requerimientos.
Pero no hagas caso. Eso sí, se inteligente y tenlos moderadamente alimentados
–tampoco es cuestión de matarlos de hambre porque, entonces, aullaran como
lobos y no te dejarán en paz-; pero hazlo con mesura inteligente.
Entonces,
en el íntimo rincón elegido, podrás meditar y comenzar el diálogo con tu voz
silenciosa.
------------------
Día 5
En un
círculo de personas empeñadas en la búsqueda de Dios, se debatía acaloradamente
cual de los libros sagrados era el mejor y más sabio para el crecimiento
espiritual del ser humano.
Uno judío
señalaba la sabiduría esotérica del Zohar.
Un hindú
citó la grandeza profunda de los Vedas.
Un helenista
la sabiduría de la Teogonía.
Un
cristiano la profunda caridad de los Evangelios.
Un
musulmán defendía la magnificencia del Corán.
En medio
del barullo dialéctico un monje guardaba silencio. Cuando, ya calmados, le
interrogaron el por qué no recomendaba ningún libro sagrado, el buen hombre
contestó:
Si
desapareciesen todos los libros sagrados, se podría volver a escribirlos en la
contemplación y la meditación. Yo leo
todos los días el Gran Libro Divino de la Creación.
Leo la
profundidad y el misterio filosófico escrito en las noches estrelladas.
Los salmos
poéticos y alegres en el amanecer y sus cantos de avecillas diligentes.
La
banalidad de los aconteceres humanos en las formas cambiantes de las nubes
viajeras.
La bondad
divina en las verduras y frutos del huerto. La belleza y amor en la hermosura
de las flores y su perfume.
Y sobre
todo, la Voz del
Espíritu Divino en el silencio de mi celda.
----------------
Día 6
Cuando te
eleves con tu meditación en busca de tu esencia, transcendiendo tu entorno
(personas, animales, plantas, ríos y montañas, nubes y mares), transcendiendo
nuestra amada Gaia, transcendiendo nuestro sistema solar; más, más, más allá...
Encontrarás
el Gran Silencio, hallarás el Gran Misterio.
Entonces, pasmado
ante tanta grandeza, bajarás hasta ti y penetrarás en tu carne, en tus
vellosidades, en tu sangre y huesos, en tus líquidos, en tus células; más, más,
más allá...
Y
tropezarás con el muro del Gran Silencio. El gran Misterio que tu cerebro no
puede desvelar.
¿No crees
que en ese momento es cuando debes hablar con Dios?
¿Cuándo
debes orar…?
Día 7
Vivimos
como vecinos incomunicados por nuestro
orgullo. Por nuestra visión parcial
de nuestras existencias.
Los de los
pisos bajos no saludan a los de arriba porque se creen superiores y a su
vez estos se cierran en banda porque aquellos son hostiles.
El de más
arriba piensa lo mismo de quien habita el ático lujoso y este, a su vez, cree
que todos los del edificio le odian por envidia.
Y así, nos
saludamos superficialmente en el ascensor sin que abramos una puerta a la
convivencia.
Tan sólo
por no apearnos, cada cual, unos pocos
escalones del egocentrismo y abrazarnos en el rellano de la fraternidad.
------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario