La alberca
Día 21
“La decadencia
es inherente a todas las cosas compuestas; ¡Trabajad con empeño por vuestra
salvación!.” (Buda)
Todo nace, se desarrolla y
fenece. Desde la hoja de hierba hasta la estrella brillante.
Así, nosotros debemos aceptarlo
con la serena sabiduría de quien se sabe de paso.
Nunca con un sentimiento
nihilista. Al contrario. La certeza de nuestra fugacidad debe darnos más impulso
para acometer nuestra gran empresa: conocernos y
mejorarnos.
Conocer y reconocer nuestros
fallos, nuestros vicios, nuestras mezquindades...y oponerles aciertos, virtudes
y generosidades.
Así seremos salvados de la gran
rueda de la materia.
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Día 22
Sí, PERO...
Cuantas veces formulamos esta
objeción cuando nos encontramos con unas enseñanzas que nos suponen un cambio de
rumbo, un viraje hacia otra dirección, un enfoque desde otra perspectiva opuesta
a la habitual.
Sí, pero...
No queremos dejar aquel pequeño
(o gran) vicio.
No estamos dispuestos a renunciar
a nuestra cómoda circunstancia.
No queremos afrontar la lucha con
nuestros fantasmas interiores.
Sí, pero...bla, bla,
bla...
¿Quieres ser feliz o quieres
elucubrar falsedades mentales con disfraz de filósofo?
Analizar, sí. Reflexionar, sí.
Lo justo y
necesario.
Y después, elegir lo mejor para
el Alma...y a otra cosa mariposa.
A entrar en la recta acción. A
seguir viviendo como buena persona.
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Día 23
No utilices la astucia con las
personas de tu entorno.
Utilízala contra tus enemigos.
O sea, contra tus vicios y
pasiones.
Ya sé que, a veces, algunas
personas de tu entorno se comportan contigo como tus enemigos.
Entonces, prevé sus futuros actos
con astucia contra sus acciones...
Pero con amor hacia sus
almas.
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Día 24
Todos los días al levantarnos nos
esperan unas pruebas que superar.
Unos días serán pequeños
incidentes hacia nuestra personalidad que nos afectan: un mal gesto, una
desconsideración, una crítica negativa...
Otros días nos atraparán
verdaderas pruebas en las cuales tendremos que poner en marcha todas nuestras
capacidades físicas, psíquicas, mentales o espirituales para afrontar la “mala
experiencia”.
Pero, recuerda, no hay “malas
experiencias” si tu personalidad está dispuesta a escuchar a tu Alma. Ella te
ayudará a encontrar la voz silenciosa de tu Yo interior que sabe el qué,
por qué y para qué de esas experiencias.
Entonces, y sólo entonces, tus
“malas experiencias” se tornarán por arte de magia, de la magia de ti mismo, en
las pruebas enriquecedoras que superarás en provecho de tu crecimiento
espiritual.
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Día
25
Qué lástima.
¿Sabes? En los momentos de mayor
crispación ante una injusticia. Cuando nuestra pasión se desboca y enfurece con
tintes de ira ante lo inicuo. Cuando parece que nuestras lágrimas no tienen fin,
ante la rememoración del incidente que ha provocado nuestro
dolor...
Elévate mentalmente hacia lo alto
y observa lo minúsculo de lo ocurrido ante la inmensidad del
Cosmos.
Después adéntrate en el fondo de
ti mismo, de ti misma y bucea en las mansas y serenas aguas de tu
Alma.
Surge a la superficie y, desde el
corazón, emite esta frase sincera y serenamente: qué
lástima.
Qué lástima que no nos hayamos
comprendido Alma con Alma.
Qué lástima que nuestras sonrisas
ya no se unan.
Qué lástima que se hayan
bifurcado nuestros senderos.
Qué lástima que tengamos que
esperar otra encarnación para entendernos.
Luego, cierra el cofre de este
recuerdo... y sigue tu camino.
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Día 26
Amigo y
amiga…
Al igual que el fulgor de la
estrella que miras en el firmamento nos alcanza aun después de su extinción, así
tus buenas acciones deben de iluminar a otros y ser recordadas aunque tú te
extingas.
En el Universo nada se crea ni se
destruye.
Todo es
eterno.
Eterniza pues a través de ti todo
lo positivo y no lo negativo.
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Día 27
No esperes que se te arreglen las
cosas cotidianas para dedicarte a una vida espiritual.
No caigas en ese error tan
común.
Jamás se arreglan del
todo.
Es más, posiblemente se te
arreglen mejor cuando rescates unos minutos del día para tu Yo
superior.
Encuentra un hueco entre los
muchos quehaceres de cada día y dedícalo a tu vida
interior.
Puede ser un rato de
meditación.
Puede ser un rato de
oración.
Puede ser un rato de lectura de
tema profundo.
Tú debes elegir...¡Pero
hazlo!
Enciende cada día una luz, aunque
sea una cerilla...
Y verás como, si perseveras en
ello, esa pequeña lucecita se irá expandiendo en tu corazón y acabará alumbrando
toda tu vida cotidiana.
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Día 28
Obligación y
deber.
Toda nuestra vida está empeñada
en obligaciones.
Obligaciones sociales.
Obligaciones familiares. Obligaciones laborales. Obligaciones fiscales.
Obligaciones económicas...
La verdad es que estamos
empeñados, endeudados hasta las cejas con las
obligaciones.
Y lo hacemos a disgusto porque
son obligaciones, o sea, nos obligan desde fuera de
nosotros.
Pero qué diferente si todo ello
naciese desde dentro. Desde nuestro Yo consciente.
Eso es el
deber.
Una fuerza interior que nos
empuja a declarar: Yo debo...
Convivir en sociedad.
Armonizar con la familia.
Trabajar con
responsabilidad.
Colaborar en los impuestos.
Pagar mis
deudas.
Y sobre todos los deberes, el
deber de mejorar para mejorar.
Mejorar yo...para mejorar mi
entorno.
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