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7 feb 2014


 
Tipos, típicos, tópicos


                        
                         "HIPPIES"

 

 

     No, ya no les mueve al vagabundeo internacional (Katmandú,

San Francisco, Bangladesh, Ibiza...) los ideales románticos de vida natural, comunitaria y antiurbana. Ya quedaron lejos, allá en el setenta, aquellas canciones de no violencia con las que disparaban, en un duelo desequilibrado, hacia las trincheras de Vietnam. Ya los símbolos orientales, las flores en el pelo (a veces con parásitos), los chalecos multicolores, las telas de bambula con dibujos cachemitas, los signos de paz y amor, y  canciones de Bob Dylan; no les impulsa a mejorar las cosas.

    

     Hoy están imbricados en el engranaje consumista y ciudadano, ahí, junto a unos macroalmacenes, viviendo, como tantos otros vendedores, del hombre gris y vulgar de la calle, del comprador. Subsistiendo, como lo hace el pequeño comerciante, del goteo diario. Claro que sin pagar todas las mil y una licencias, tasas, etcétera, que tiene que sufrir el autónomo reconocido. Tan sólo guardan de "hippies" el nombre exótico que, de algún modo, explotan entre el subconsciente melancólico de los cuarentones y el mitologismo de los jóvenes actuales que entre perfume de sándalo y ropa taiwanera importada, creen revivir (el ensueño y la imaginación todo lo idealiza) aquel movimiento de rebeldía que quiso encontrar su nuevo camino haciendo un sincretismo, casi esperpéntico, con la filosofía oriental, decadente, la literatura de Herman Hesse y el LSD..., terminando esta senda en el Parterre, así, como otros muchos parterres de las grandes metrópolis, desarrollando un sistema de compra-venta mercader tan secularmente arraigado en los pueblos viejos de tradición mediterránea y oriental.

    

     Claro, que, éstos no son "híppies". Los auténticos (que, en realidad, nunca renunciaron a la aspirina y el antibiótico de la civilización que tanto despreciaban), los herederos del existencialismo, los padres de la contracultura, lo beat, el ecologismo, etc. han guardado en el armario sus viejos símbolos que trujamanearon en su día los actuales y viven confortablemente de sus ingresos profesionales; "escribieron en el viento", y su mensaje quedó tan sólo impreso en el recuerdo.

 

     Quisieron cambiar el mundo con canciones y cuando no lo lograron se zambulleron en él, o, como otros más desencantados, pidieron que lo pararan para apearse. Pero, los del Parterre, esos no son hippies. Esos son comerciantes espabilados que, eso sí, como los otros, se aprovechan de la organización ciudadana, las infraestructuras municipales y las grandes afluencias urbanas a cambio de unas aportaciones mínimas como contribuyentes.

 

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