La alberca
=============
DICIEMBRE
=============
Día 1
En las tribus del Amazonas existe
una figura popular denominada “los habladores”.
Estos personajes se dedican a ir
de tribu en tribu contando noticias de otras tribus, como también historias que
ellos adornan según su imaginación fabuladora.
Y hay que ver lo bien recibidos
que son, pues traen con ellos algo nuevo que alegra a los habitantes de esos
grupos humanos.
También nosotros podemos ser
“habladores” en nuestras tribus urbanas.
Pero las nuestras tienen que ser
historias de esperanza y valores atemporales.
------------
Día 2
“Ignoi mulla cupido” (Nadie desea
lo que no conoce).
Muchas veces, sin saberlo por
conocimiento intelectual ni haberlo leído previamente, coincidimos con
pensamientos de tradición secular. A eso se le llama
discernimiento.
¿Por qué ese anhelo, esa
inquietud del humano por encontrar su origen divino?
¿Qué más prueba necesita que esa
misma búsqueda?
Por ello, creo que más que
conocer e indagar más, debemos transcender por línea directa desde el corazón a
Dios, dejando de lado, con sabia dulzura, todos las elucubraciones teóricas
sobre Él.
“Tempos fugit” y no hay que
perderlo en saber, sino ganarlo en ser.
-------------
Día 3
El andarín buscaba a Dios.
Para ello se calzó unas botas
adecuadas y se echó a andar el camino.
Era un calzado especial para
buscadores que elaborara un maestro en ciencias.
Al cabo de cierto tiempo el
andarín vio que necesitaba un zurrón para guardar los alimentos. Se lo
proporcionó un maestro artesano bastante hábil y pragmático.
Siguió el andarín su camino de
búsqueda pero como tuvo que sufrir varios chaparrones imprevistos, tomó la
decisión de conseguir un chubasquero impermeable. Lo consiguió por medio de un
sastre que sabía elaborarlo con material imperecedero; el era un maestro
alquimista y filósofo.
El andarín continuó su caminar
satisfecho y seguro con sus tres prendas imprescindibles para un
buscador.
Caminó por muchos senderos.
Conoció lugares hermosos y gentes diversas. Vivió experiencias únicas…Pero en
todos esos años no encontró a Dios.
¿Es que acaso no existía?
Cuando cansado, abatido y
dubitativo reflexionaba sobre toda su vida reclinado en un árbol del sendero,
vio llegar hasta él a un ermitaño sonriente y cantarín. Los pájaros, mariposas y
abejorros revoloteaban en su entorno, como danzando una melodía silente, y hasta
las prímulas del camino parecían florecer a su paso.
Era un ser humano con
luz.
Este ser cándido, alegre y bueno
se interesó por el andarín y su búsqueda que él le contó con detalle. Cuando
hubo terminado su narración el ermitaño sonrió, le miró luminosamente a los ojos
y dijo:
-Hermano, si quieres hallar a
Dios no lo busques pues es Él quien te debe de encontrar. Despójate de tus
botas, tu zurrón y tu chubasquero. Quédate quieto aquí bajo este árbol y
espérale. Seguro que vendrá a ti.
--------------
Día 4
Dice una enseñanza magistral que
el leño verde no sirve para hacer fuego.
Por ello debemos de profundizar
en nuestro crecimiento psíquico, mental y espiritual para madurar
adecuadamente.
Así, en lugar de ser rama verde e
inexperta que produce un fuego confuso, cuyo humo ciega y se dispersa, hemos de
lograr la madurez del tronco firme y seco de fantasías, logrado por la
experiencia.
El tronco útil para ser quemado
en el amor de la lumbre, que ilumina y calienta los corazones de los demás.
Ese cuyo humo, sin cegar a nadie,
sube y sube en vertical hacia el cielo.
-----------------
Día 5
Es bueno tener esperanza en una
sociedad más justa.
Es bueno tener esperanza en un
ser humano más fraterno.
Es bueno tener esperanza en poder
llegar al corazón del prójimo…
Pero, muchas veces, esta
confianza se mustia, esa esperanza decae, ese entusiasmo se
cansa.
Y, qué le vamos hacer amigo y
amiga, es normal, somos seres humanos frágiles y volubles que nadamos en unas
aguas revueltas.
Somos seres humanos necesitados
de una continua confirmación de esa esperanza, estamos necesitados de una “tabla
de salvación”.
Y esa tabla de donde asirse se
llama fe.
Fe en Jesucristo como Maestro de
esperanza que lleva al amor universal, a la Caridad.
--------------
Día 6
Me dices que no tienes fe para
creer al pie de la letra en la doctrina de la Iglesia (bueno, y en ninguna otra)
y repites tu frase popular: “Si no lo veo, no lo creo”.
¿Sabes? Yo también he padecido
esa enfermedad, la llamo “tomasitis” (“si no meto mis dedos en sus llagas…”). Es
un padecimiento causado por la arrogancia ignorante. Como dijo Platón, la
mayoría de las maldades del ser humano son reproducidas por la ignorancia (ya
sabes lo que dijo el Maestro J.C.:“perdónalos Señor, porque no saben lo que se
hacen”).
Es una gran
verdad.
¿Te has parado a pensar en todas
las situaciones y creencias que aceptas con fe cotidiana?
Fíjate y verás.
Porque, tú, no te dedicas a
comprobar empíricamente la fórmula de todo cuanto utilizas (TV, automóvil,
lavadora, medicamentos, alimentos, bebidas, libros, noticias, historias…) De
todo ello y mucho más te fías, tienes fe.
Sabes que a todo ello le avala la
autoridad competente.
¿Y no se merece, al menos, la
misma confianza la doctrina que cuida de tu alma en esta vida y en el tránsito a
la otra?
Amiga y amigo, piénsalo bien,
reflexiona.
Usa de tu albedrío, tu libertad,
para tener o no tener fe. Pero no bases tus argumentos en la arrogante
ignorancia.
--------------
Día 7
¡Cuánta energía positiva perdemos
en rumiar el pasado! Todos esos acontecimientos que nos marcaron y que deberían
ser enterrados, para que sirvan de abono a la nueva cosecha del futuro, nos
tienen ocupados en el hoy inmediato, sin que podamos soltar ese lastre pesado
que nos impide navegar con la ligereza del entusiasmo.
Eso, amigo y amiga, es no estar
presentes en lo que debemos estar: la visión e nuestro supremo
cometido.
Así, rumiando y rumiando los
dimes y diretes del convivir humano, de aquella afrenta que nos hicieron, de
aquella mala pasada, de aquella traición, …y más, y más; perdemos las
maravillosas ocasiones de proyectar lo mejor de nosotros hacia
arriba.
Anda, hazme caso, entierra en tu
jardín esos malos recuerdos y que te sirvan de abono experimental para nuevas y
perfumadas flores espirituales.
--------------
Día 8
Había un niño japonés que se
hallaba bajo la tutoría de un sabio maestro espiritual.
Un día, este niño se puso a jugar
con una rana de la charca del jardín del monasterio. Le ató a una patita un
cordelito con una pequeña piedra al extremo. La pobre rana, tiraba y tiraba del
cordoncito, en tanto intentaba nadar con dificultad. Mientras, el niño la miraba
y reía muy divertido…
El maestro lo observó todo, pero
no reprendió al niño; simplemente le hizo probar la misma medicina.
Le ató a su tobillo una cuerda
con una piedra y le hizo vivir todo un día con ella. Cada vez que el niño se
quería mover, tenía que arrastrar la piedra atada a su
tobillo.
A veces, nos quejamos de que Dios
nos ate piedras al tobillo de nuestra inconsciencia para que aprendamos a ser
fraternos.
En realidad deberíamos, como el
niño del cuento, estar agradecidos de que nuestro Maestro nos envíe esas pruebas
purgativas de concienciación y liberación espiritual.
-------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario