Estos escritos son una recopilación de 80 a 100 columnas periodísticas sobre perfiles urbanos, publicadas en los desaparecidos diarios Hoja del Lunes y Hoja de Valencia, durante el periodo entre octubre de 1991 a abril de 1992. Creo que su mayor valor es el testimonio cotidiano que observaba en Valencia hace más de veinte años. Espero que os guste.
Sony Grau Carbonell
Tipos, típicos, tópicos
LAS REBAJAS
Por fin se acabaron las fiestas.
La casa llena de bolsas comerciales, de polvo acumulado por la escueta limpieza, de ropa por planchar (montones desordenados), de adornos navideños que empaquetar nuevamente y guardar hasta el próximo año, y sobre todo, de tíckets de compra, unas imprescindibles, otras condicionadas por las circunstancias del entorno, que hacen de la cartera un objeto mil veces consultado en un vano intento esperanzado de procreación milagrosa. Ella, el ama de casa,se angustia. No debería de haber cedido a tantas tentaciones del consumo, no. Es un poco tarde, ya lo sabe, siempre le ocurre igual. Cada año se propone frenar a tiempo los gastos superfluos, pero es tan inútil como nadar contra corriente. ¿Qué hacer ahora? Consulta el presupuesto y se aterroriza, la nevera vacía parece que le mira burlonamente con su bostezo lánguido y frío; hay que echar mano de la inventiva economizante.
La casa llena de bolsas comerciales, de polvo acumulado por la escueta limpieza, de ropa por planchar (montones desordenados), de adornos navideños que empaquetar nuevamente y guardar hasta el próximo año, y sobre todo, de tíckets de compra, unas imprescindibles, otras condicionadas por las circunstancias del entorno, que hacen de la cartera un objeto mil veces consultado en un vano intento esperanzado de procreación milagrosa. Ella, el ama de casa,se angustia. No debería de haber cedido a tantas tentaciones del consumo, no. Es un poco tarde, ya lo sabe, siempre le ocurre igual. Cada año se propone frenar a tiempo los gastos superfluos, pero es tan inútil como nadar contra corriente. ¿Qué hacer ahora? Consulta el presupuesto y se aterroriza, la nevera vacía parece que le mira burlonamente con su bostezo lánguido y frío; hay que echar mano de la inventiva economizante.
Ante todo, los imperativos de primera
necesidad: comer. Se acerca cautelosamente al super y comprueba, asustada, que,
al igual que al regreso de las vacaciones de verano, todo ha subido. Le dicen
unos que por la gasolina, otros que por el IVA, algunos que por el Mercado
Común, y ella sospecha que lo único común es la falta de honradez política y el
exceso de ineptitud, Todo sube, pero a su casa le llega lo mismo que hace un
año... o menos, pues Manolín, su hijo mayor, está en el paro; ya le dirán…
Pobre Maruja, el calvario que tiene delante
no es para menos. Para postre, el pequeño le viene del colegio contándole los
grandes regalos que ha recibido algún compañero de clase. Y es que hay padres,
no quiere pensar mal, que no sabe de dónde sacan el dinero. Ha despachado a su
niño de la cocina diciéndole que "las cosas no dan la felicidad" y un
montón de moralejas más, pobre crío, cómo la habrá visto que se ha escabullido
hasta su cuarto y no ha soltado prenda. Para postre, la tele les ha bombardeado
con las rebajas, sí, sí, rebajas, como no se le den gratis... Su amiga le llama
por teléfono, podrían quedar para después de la telenovela, le han dicho que en
el "corteplín" y en "almacerías" hay unas gangas
fenomenales. Le contesta tajante: "la mejor ganga es no comprar lo que no
es necesario". Claro que, es verdad que necesita calcetines y ropa
interior para los chicos. "Bueno, (le dice ), pero sólo eso y lo demás a
mirar, ¿eh?".
A las cuatro y media en punto, acicaladas y
festivas, las
dos
amigas se dirigen presurosas hacia el centro de la ciudad, comentando los
acontecimientos de los días pasados, regalos, comidas, dimes y díretes de las
reuniones familiares, mientras hacen cálculos de hasta dónde podrán usar la
tarjeta de crédito... y mañana, será otro día.
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