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28 may 2014

           Tipos, Típicos, Tópicos


                   

Estos escritos son una recopilación de 80 a 100 columnas periodísticas sobre perfiles urbanos, publicadas en los desaparecidos diarios Hoja del Lunes y Hoja de Valencia, durante el periodo entre octubre de 1991 a abril de 1992. Creo que su mayor valor es el testimonio cotidiano que observaba en Valencia hace más de veinte años. Espero que os guste.









  
                    EL "MANGUI"

 

     Eres veloz, imprevisto en tus gestos, pues tu técnica es

jugar con la sorpresa y el desconcierto de quienes te descubren. Tu atuendo, el de cualquier muchacho común: vaqueros, chupa, suéter, zapatillas (para poder correr) no hacen sospechar en ti nada inconfesable.

     Vas junto a tu compañero, más bien cómplice, con andares ligeros, danzarines, acaso para ejercitar tu elasticidad... Miras como si tal cosa a los automóviles aparcados, y en una mirada fugaz sabes descubrir si en su interior hay radio fija o extraíble, la marca, el modelo y una serie de peculiaridades que sólo tú, experto en el mercado del hurto, sabes apreciar para su posible provecho. De repente, sorprendiendo a todos los que pasan cerca, propinas un tremendo codazo al cristal de la ventanilla y mientras tu compinche observa el entorno, te apropias impunemente del radiocasete de algún ciudadano que, aparte del aparato, lamentará el gasto de la ventanilla, cuyo cristal hará que desembolse unos cuantos miles de pesetas. Y, ¿todo por qué? El inmediato "por qué", el cotidiano, es que tú quieres dinero para los vicios (esos de la fiebre del sábado noche) y sabes que en el mercado negro de las zonas de moda hay una demanda que paga bien y no le importa la procedencia, más bien la prefiere, pues les ahorra el precio a la mitad. Plumíferos para fardar en las estaciones de esquí, chupas,... pero bueno, esa es especialización de otros colegas, lo tuyo son los coches.

 

     También están los de las chupas vaqueras, siempre marcas, claro está, los de los relojes; pero esos ya tienen que ir intimidando a chavales bambys y, a punta de navaja, hacerles quitar las cazadoras o el reloj, incluso a veces las zapatillas nuevecitas. Y todo esto, ante las temerosas miradas de los ciudadanos (domesticados ciudadanos de televisor y butaca) que tienen pavor a intervenir, olvidados del grito reivindicativo de Fuenteovejuna.

    

     De los otros "porqués" hay tanto que decir; el consumo hedonista que obliga a estirar el brazo hacia lo inaccesible para llegar, si es necesario con trampas, vejaciones, debilidades humillantes, a sentir realizado el placer de la propiedad del objeto deseado, aunque sea ajeno.

 

     Y tan culpables son los que roban como los que compran (y a veces incluso encargan previamente) sabiendo su procedencia ilegal... O puede que más los últimos si nos atenemos al sentido de justicia platónico, que juzga más responsable a quien mejor preparado cruza por la vida, al recibir mayores dones de ésta.

     Pero, en último caso, tu "porqué" es el que ahora me importa y me ocupa, pues las consecuencias, si no frenas a tiempo, pueden

ser tremendamente desesperanzadas en cualquier rincón de una cárcel.

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                                  Sony Grau Carbonell







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